VICARIO DE CRISTO "ES EL ENVIADO DE JESUCRISTO EN LA TIERRA": JORGE MARÍA BERGOGLIO, ARGENTINO, JESUITA Y MARIANO.
EL NOMBRE DE SU PONTIFICADO FRANCISCO PRIMERO
Vaticano 13 de Marzo del 2013, 1:06 pm, (ACI).- A las 19:06 horas de Roma salió humo blanco de la chimenea instalada en la Capilla Sixtina. La Iglesia ya cuenta con un nuevo Pontífice. En breve se conocerá al elegido y se escuchará el esperado "Habemus Papam". Los católicos estamos de fiesta.El
replique de campanas confirmó el signo de la fumata blanca. El nuevo Pontífice fue elegido en el segundo día del conclave. las campanas del las iglesias en todo el mundo no dejaron de
sonar. Juan Pablo I en 1978 como León XIII en 1878 fueron elegidos en la cuarta ronda de votaciones. Pío XII fué nombrado sucesor luego de tres rondas en 1939.
Así fueron los últimos Cónclaves:
- Benedicto XVI (2005) 2 días día
- Juan Pablo II (1978): 3 días
- Juan Pablo I (1978): 2 días
- Pablo VI (1963): 3 días
- Juan XXIII (1958): 3 días
- Pío XII (1939): 1 día
- Pío XI (1922): 4 días
- Benedicto XV (1914): 3 días
- Pío X (1903): 4 días
- León XIII (1878): 1 día y medio
- Pío IX (1846): Menos de dos días
- Gregorio XVI (1831): 54 días
- Pío VIII (1829): Más de un mes
- León XII (1823): 26 días
- Pío VII (1799-1800): 3 meses y medio
¿Quién es el Papa?
La palabra papa quiere decir padre. En el griego antiguo era un término infantil de afecto hacia el padre de familia; pero el latín tardío lo adoptó como término honorífico. Los Católicos Occidentales, tanto greco-parlantes como latino-parlantes, lo aplicaron a presbíteros, obispos y patriarcas como cabezas de sus familias espirituales. Actualmente, los presbíteros de las Iglesias Ortodoxas de Grecia, Rusia y Serbia todavía llaman pope a sus párrocos.
Sin embargo, la Cristiandad latina empezó gradualmente a restringir su uso. A principios del siglo III, papa era un término de respeto hacia los altos cargos del clero. Hacia el siglo V, era particularmente aplicado al Obispo de Roma, sin excluir otros usos. Después del siglo VIII, por lo que respecta a Occidente, el título fue usado exclusivamente por el Obispo de Roma. De hecho, el gran Papa reformador, Gregorio VII (1073-1085) restringió oficialmente su uso al Obispo de Roma.
Como afirmó el Concilio de Florencia en 1439, definido como materia de fe
por el Concilio Vaticano I en 1870 y confirmado por el Concilio Vaticano II en 1964, Jesucristo confirió exclusivamente a Pedro la posición de primacía en la iglesia. En la solemne definición de
la primacía Petrina, el Concilio Vaticano I citó los tres textos clásicos del Nuevo Testamento asociados con ella: Juan 1 42, Juan 21 15 ss., y, sobre todo, Mateo 16 18 ss. El concilio entendió
que estos textos, junto con Lucas 22 32, significaban que el mismo Cristo constituyó a San Pedro como príncipe de los apóstoles y cabeza visible de la iglesia, poseedor de una primacía de
jurisdicción, que se transfería a perpetuidad a sus sucesores papales, junto con la autoridad para pronunciarse infaliblemente en materia de fe o moral.
La importancia de Pedro en la Iglesia que Cristo estableció es afirmada también por las menciones muy
numerosas a este apóstol en el Nuevo Testamento y la evidente autoridad de Pedro en esas ocasiones. En el Concilio de Jerusalén (Hechos 15), fue Pedro quien decidió lo que se haría con los
Gentiles conversos y estableció esta decisión como norma firme. De hecho, fue a Pedro a quien Dios reveló que debía evangelizase a los gentiles, aunque sería Pablo quien se convertiría en su
apóstol más ferviente.
La Capilla Sixtina
La Capilla Sixtina es una capilla del Palacio Apostólico Vaticano, construida por el Papa Sixto IV, de quien tomó el nombre. En 1508 el Papa Julio II encargó a Miguel Ángel Buonarroti decorar su bóveda o techo, tarea que completó en 1512. Miguel Ángel pintó el Juicio Final en la pared del altar para el Papa Pablo III, entre 1536 y 1541.
Es en la Capilla de Sixtina, ante la imponente pintura del Juicio Final, donde los Cardenales Electores se reúnen para elegir Papa. También es aquí donde el Papa recientemente difunto es visto por los miembros de la Casa Papal y el Colegio de los Cardenales, antes de ser llevado a la Basílica de San Pedro para su veneración pública.
DIMISION DEL
PAPA (La Vacante de la Santa Sede)
(Interregnum Papal)
Al período entre la muerte o renuncia de un papa y la elección de su sucesor, cuando la Santa Sede se encuentra vacante, se le llama interregnum. Esta palabra latina significa “entre el reino” (de un papa y otro). Se trata de un tiempo gobernado por la ley papal, que no permite ningún cambio en el gobierno de la Iglesia, ni en el patrimonio espiritual o material de San Pedro, excepción hecha de la elección del sucesor.
COLEGIO CARDENALICIO
El Colegio existe para colaborar con el Papa en el gobierno de la Iglesia Católica y elegir a su sucesor cuando éste muera o dimita. Sus miembros son funcionarios de la Curia Romana, arzobispos de sedes mayores en el mundo entero y otros escogidos por el mismo Santo Padre.
El Papa Juan Pablo II ha nombrado sacerdotes que son teólogos, como Henri De Lubac, S.J. y Avery Dulles, S.J., sin el requisito de ser ordenados obispos, como se requiere según la ley.
Una vez nombrado, un Cardenal asume su cargo para siempre. Sin embargo, al cumplir los 80 años pierde el privilegio de votar en el Cónclave para elegir al Papa. Todavía puede ser elegido.
para elegir al Papa. Todavía puede ser elegido.
LOS ELECTORES CARDENALICIOS DE LA IGLESIA CATOLICA
Electores cardenalicios |
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Historia de las Normas para la Elección del Papa
El Liber Pontificalis, la recopilación oficial de las biografías papales, así como otras historias de la Iglesia, proporciona considerable información sobre la evolución de las norma de la elección. Como muestra este resumen, se desenvolvieron a menudo en el crisol de ensayo, cuando la Iglesia buscaba defenderse de, o al menor moderar, las influencias externas en el proceso de la elección.
Fecha |
Acontecimiento |
h.80 |
Cleto (76-88) ordena 25 presbíteros para servir Roma, la primera ordenación extra-bíblica conocida. |
h.100 |
Evaristo distribuye entre los presbíteros los títulos de las iglesias de Roma y ordena 7 diáconos para ayudarles. |
h.240 |
Fabián divide la Sede romana en 7 regiones diaconales. Los diáconos que administraban estas regiones, junto con otros 7 diáconos que eran los ayudantes al Papa, fueron los precursores de los actuales cardenales del orden de los diáconos. |
336 |
El Papa Marcos establece al obispo de Ostia como consagrador principal del Papa recién elegido. En este momento de la historia las papas provenían tradicionalmente de los presbíteros y diáconos de Roma, y por ello debían ser consagrados obispos para asumir el cargo. |
420 |
Bonifacio I (418-22) consigue el acuerdo con el emperador Honorio de que, en una elección disputada (como fue la suya), se rechazaría a ambos elegidos. Las autoridades civiles se obligaban a reconocer al elegido por unanimidad. La interferencia del emperador Honorio en la elección del Papa Bonifacio fue la primera en la historia de la Iglesia, pero no la última. Igualmente, este acuerdo no sería el último esfuerzo por asegurar la libertad de la elección y la tranquilidad del traspaso de la autoridad papal. |
499 |
Símaco (498-514) convoca un Sínodo romano que decretó, como era su deseo, que sólo el clero de Roma votara en la elección y vencería el candidato con mayoría. Tal elección ocurriría si el Papa anterior no hubiera designado a su sucesor. |
607 |
Bonifacio III (607) convoca un Sínodo romano que refuerza la prohibición de hacer maniobras electorales y el soborno. También estableció el plazo de 3 días para la elección después de la muerte del Papa. Igualmente permitió la participación de la nobleza, junto con el clero. |
741 |
Después de Gregorio III (731-41), los Papas no necesitaron más del acuerdo del emperador en Constantinopla. Aunque ningún Papa lo había considerado como una necesidad teológica, se había convertido en una práctica para la elección. Sin embargo, fue una de las que eliminó el Obispo de Roma. A menudo los emperadores tenían en estima herejías que Roma rechazaba como heterodoxas, y el proceso de buscar su consentimiento, o el de su representante en Rávena, a menudo retrasó el inicio del pontificado durante semanas o incluso meses. Casualmente, los problemas del emperador de Oriente con el Islam liberaron eficazmente al Papa de la necesidad de su aprobación. |
769 |
Esteban III (IV) buscó restringir los electores del Papa. Actuando a través de un Sínodo romano decretó que sólo los cardenales sacerdotes y los cardenales diáconos pudieran ser electores papales. En ese momento de la historia, los cardenales detentaban las sedes de las que actualmente solo son realmente titulares. Así, los sacerdotes y diáconos en cuestión eran los pastores reales de las principales iglesias romanas y los diáconos que administraban los distritos romanos. El papel de los laicos y la nobleza se restringió a la confirmación de la elección. |
800 |
León III coronó al rey Carlos (Carlomagno) de los Francos, emperador del Sacro Imperio Romano, restableciendo el Imperio de Occidente. |
824 |
El co-emperador Lotario insistió en el derecho de todos los romanos, clérigos y laicos, a participar en las elecciones papales. El emperador no interferiría en la elección, pero requeriría un juramento de obediencia al elegido. |
861 |
Nicolás I, mediante un Sínodo romano, condenó a aquellos que rechazaban la elección del Obispo de Roma exclusivamente por su clero y su nobleza. |
898 |
Juan IX en un Sínodo de Roma decreta que en el futuro el Papa será elegido por los cardenales obispos, cardenales sacerdotes y cardenales diáconos. Los derechos de la nobleza y del pueblo se protegieron al requerir que la elección tuviera lugar públicamente. |
962 |
Juan XII acepta el Privilegio Otoniano que exigía al Papa prestar juramento de lealtad al Sacro Emperador Romano. Otón en reciprocidad le otorga su protección y la no interferencia en las elecciones papales. |
1059 |
Nicolás II, en el decreto sinodal “In nomine Domine” establece que sólo los cardenales obispos elegirán al papa y, además, como cosa usual, de entre el clero romano. Se solicitará entonces a los cardenales sacerdotes y diáconos que den su consentimiento. Finalmente, se buscaría el consentimiento del pueblo. El emperador podría confirmar al Papa, pero esto como un privilegio, no como un derecho. |
1073 |
Gregorio VII (Hildebrando) inicia la lucha contra la práctica de la investidura, príncipes “invistiendo” a los papas y obispos en sus sedes. En esto fracasó contra Enrique IV a quien excomulgó y depuso sin éxito. |
1089 |
Urbano II concede los mismos derechos de los cardenales obispos a los cardenales sacerdotes en la elección de los papas. |
1122 |
Definitivamente, en el Concordato de Worms, se acuerda con el emperador que los príncipes seglares no entregarán la autoridad espiritual (simbolizada por el báculo y el anillo episcopal) a los obispos cuyas diócesis recaigan en su territorio. Sin embargo, ellos podrían entregar el cetro como señal de las decisiones temporales que recaían en la jurisdicción de los obispos. |
1150 |
Eugenio III da forma al Sacro Colegio de los Cardenales, con un Decano, que es el obispo de Ostia, y un Camarlengo, que es el administrador de las propiedades. |
1163 |
Alejandro III permite al Arzobispo de Maguncia volver a su Sede en Alemania, en lugar de permanece en Roma, como le exigían los cardenal. Le concedió una iglesia “titular" en Roma, instituyendo así la práctica que es hoy es norma. |
1179 |
El III Concilio Ecuménico de Letrán, convocado por el Papa Alejandro III, decreta que el elegido debe tener los 2/3 de los votos de los cardenales presentes. |
1245 |
El sombrero rojo parece haber sido otorgado por primera vez a los cardenales bajo Inocencio IV. |
1274 |
La Constitución “Ubi periculum” del III Concilio Ecuménico de Lyón, bajo Gregorio X, establece las normas para la muerte y elección del Papa. Decreta el enclaustramiento de los cardenales y el secreto del Cónclave tras de una doble cerradura. El Maestro del Cónclave guarda la llave exterior, el Camarlengo la llave interior. Si no se produce una elección a los tres días, los cardenales solo pueden tener pan, agua y vino. |
1276 |
Adriano IV suspende las rígidas normas de Ubi periculum. |
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Celestino V en Constitutionem revisa y renueva las normas de Ubi periculum. Establece tres medios de elección: 1) 2/3 de los votos en votación secreta, 2) la aclamación (también llamada inspiración), en la que uno o más cardenales proponen a alguien a quien el resto acepta, o 3) Consenso, en que la elección se logra por la mediación entre bloques de votos. . |
1294 |
Bonifacio VIII confirma la legislación de Celestino V y Gregorio X que inserta en los decretos de leyes canónicas. También concede a los cardenales llevar sotana roja.. |
1353 |
Inocencio VI condena y anula ciertas concesiones, con respecto a la autoridad de los cardenales, que se acordaron en el cónclave que lo eligió, afirmando la invalidez de estas negociaciones que intentan restringir la autoridad del Papa. |
1417 |
Martin V parece haber creado el primer cardenal “in pectore”, es decir, sin nombrarlo públicamente. Tales cardenales pierden su título, si no es “publicado” antes, a la muerte del Papa. |
1431 |
Eugenio IV establece que los cardenales no reciben su rango y título hasta que no reciben las insignias del cargo. |
1464 |
El birrete, el solideo y el manto rojo, comienzan a ser entregados a los nuevos cardenales, bajo Pablo II. |
1555 |
Pablo IV establece que el cardenal más mayor que resida en Roma se convierta en el Decano del Colegio. |
1563 |
El concilio de Trento, bajo Pío IV, decreta que los cardenal deben escogerse de todas las naciones en la Cristiandad y, si son obispos residenciales, deben permanecer en sus respectivas sedes, en lugar de vivir en Roma. |
1586 |
Sixto V, en su Constitución Apostólica Postquam verus decreta que los cardenales sean clérigos al menos un año antes de su creación, que significa que hayan recibido todas las órdenes menores (ostiario, lector, exorcista, acólito). Además, no pueden ser hijos ilegítimos, tener cualquier impedimento para recibir las sagradas órdenes, haber tenido hijos o nietos, ni ser hermanos, sobrinos, tíos, primos, o tener cualquier parentesco de primer o segundo grado, con miembros del Sacro Colegio. |
1587 |
Sixto V concede jurisdicción cuasi-episcopal a los cardenales que ostentan títulos Romanos y deanerías. |
1630 |
Urbano VIII concede el título de Eminencia a los cardenales. |
1692 |
Inocencio XII, en su Constitución Apostólica Romanum decet Pontificem, transfiere la jurisdicción, sobre el clero y las personas de las iglesias romanas y diaconías, de los cardenales que ostentan el título al Cardenal Vicario de Roma. Sin embargo, los cardenales retuvieron algunos derechos y privilegios. |
1695 |
Inocencio XII, en su Constitución Apostólica Ecclesiæ Catholicæ, prohibe la práctica de las “capitulaciones", acuerdos entre los cardenales y un papable sobre lo que éste hará después de ser elegido. |
1724 |
Benedicto XIII decreta que el Cardenal Decano sea el cardenal más mayor, independiente de su residencia. |
1731 |
Clemente XII restaurara el Decanato al cardenal más mayor que reside en Roma. También establece que la prioridad dentro de los tres órdenes de los cardenales se establezca por la antigüedad, la antigüedad en la consagración episcopal para los cardenales obispos, y la antigüedad en ser creado cardenal para los otros órdenes. |
1882 |
León XIII establece la elección papal en circunstancias extraordinarias, como la ocupación de Roma (iniciada en 1870 por las fuerzas italianas), a través de su Constitución Apostólica Praedecessores Nostri. |
1904 |
Pío X establece la excomunión para cualquier cardenal que intente ejercer un “derecho de exclusión" (veto) en nombre de un príncipe secular (en este momento Austria, Francia y España). También establece, en la Constitución Apostólica Vacante Sede Apostolica, leyes comprensivas con respecto a la muerte del Papa, el interregno y la elección del Papa. Entre ellas, que los cardenales deberán esperar diez días antes de empezar la elección. |
1910 |
Pío X establece obispos sufragáneos en las sedes suburbicarias para relevar a los cardenales obispos de la responsabilidad de su administración diaria. |
1914 |
Pío X separa las sedes de Velletri y Ostia y decreta que el Decano del Colegio mantendrá la sede que tenía en el momento de su elección como Decano, así como la sede de Ostia. |
1915 |
Benedicto XV restaura el pleno gobierno de los cardenales obispos sobre las sedes suburbicarias. |
1917 |
Benedicto XV promulga el Código de Derecho Canónico de 1917, que consolida las leyes generales de la Iglesia. Otras leyes deben permanecer separadas, como las que afectan a la organización de la Curia romana y la Muerte y Elección del Papa. |
1922 |
Pío XI establece que el Cónclave debe comenzar entre quince y dieciocho días después de la muerte del Papa. |
1929 |
Pío XI firma los Tratados de Letrán con Italia. Entre sus previsiones está la libertad del Cónclave. |
1945 |
Pío XII, en su Constitución Apostólica Vacantis Apostolicæ Sedis, reitera la mayoría de las normas promulgadas por el Papa Pío X. Sin embargo, establece en 2/3 + 1 la mayoría para la elección, cambiando la norma de Letrán III (1179). |
1962 |
Los cardenales obispos tendrán el título de su sede de modo nominal. Otros obispos detentarán el pleno poder ordinario en esas diócesis. |
1965 |
Pablo VI decreta, en el Motu Proprio Ad Purpuratorum Patrum, que los Patriarcas de rito Oriental creados cardenales no reciben un título romano, sino que retendrán su sede patriarcal. |
1969 |
Pablo VI, en su Motu Proprio Ad hoc usque tempus, anula todas las funciones administrativas y gobernativas de los cardenales sacerdotes y diáconos, en las iglesias y diaconías de las que ostentan el título. Retienen sólo el deber de procurar su bienestar con su consejo y protección. |
1970 |
Por el Motu Proprio Ingravescentem aetatem, Pablo VI limita la participación y el voto en el Cónclave a aquellos cardenales que no han alcanzado todavía los 80 años de edad. |
1973 |
Pablo VI limita el número de electores a 120. |
1975 |
La Constitución Apostólica Romano Pontifici eligendo, de Pablo VI, promulga la ley general para la muerte y elección del Papa y el gobierno de la Santa Sede durante la vacante. Esta consolida los cambios hechos durante su pontificado y mantiene la norma de los 2/3 + 1 instituida por el Papa Pío XII. |
1983 |
El Papa Juan Pablo II promulga la revisión del Código de Derecho Canónico. Como en el Código de1917, las normas relativas a la muerte y elección del Papa siguen siendo promulgadas en una ley separada. |
1996 |
El Papa Juan Pablo II promulga la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis. Restablece la norma de la mayoría de 2/3, y permite una mayoría simple bajo algunas circunstancias de una elección difícil. También fija la nueva residencia Domus Sanctae Martha en el Vaticano para el uso exclusivo de los electores durante el Cónclave. |
2013 |
Días antes de que su renuncia tome efecto, el Papa Benedicto XVI publica una Carta Apostólica Normas
Nonnullas otorgando al Colegio de Cardenales reunidos en Congregación General -de producirse una vacante de la Santa Sede- la facultad de decidir por mayoría de votos si
se debe iniciar un cónclave antes de los 15 días después de una vacante, conforme a lo establecido por la Universi Dominici gregis. |
Datos interesantes del Conclave
Papel del obispo de Ostia – El Papa Marcos (336) decidió que el obispo de Ostia, la ciudad-puerto de Roma, debía consagrar a los Papas. En este período de la historia, el elegido era un presbítero diácono o de Roma, y su consagración al episcopado inauguraba su papado. Hoy, el obispo Cardenal de Ostia es el Decano del Colegio de los Cardenales y retiene el derecho de consagrar al Papa si no es obispo.
La elección de Obispos – Antes de la elección de Marino I en 882, los Papas habían sido elegidos de entre presbíteros y diáconos. Con la consagración al episcopado estaban capacitados para ser Papa, por consiguiente, en el momento de la consagración episcopal se convertían al mismo tiempo en obispo y Papa. Los obispos no eran elegidos porque se les consideraba casados con su diócesis y por ello la transferencia de un obispo de uno diócesis a otra era considerada como no canónica. Marino era ya sin embargo obispo, por ello en lugar de ser consagrado fue entronizado. Después de este tiempo la práctica de elegir a obispos ocurrió cada vez más frecuentemente hasta que se haya convertido en la norma. Desde que un obispo ya es capaz de ser Papa, el elegido se convierte en Papa en el momento de su aceptación de la elección.
La cuenta de los Papas - En el 752, el hombre elegido para suceder al Papa Zacarías tomó el nombre Esteban II. Sin embargo, como murió antes de ser consagrado oficialmente, por la ley canónica del momento, no fue considerado Papa. Poco después de esto, un Esteban diferente tomó el nombre Esteban II. Casi mil años después la numeración oficial fue cambiada. El Esteban efímero NO está en la lista de los Papas, pero su nombre se tiene en consideración para la numeración del listado de los Esteban, así que el Esteban II oficial es ahora Esteban II (III). Este cambio de numeración en la lista oficial se aplicó a todos los Esteban, hasta Esteban IX (X) en 1057. Sin embargo, como no ha habido ningún nuevo Esteban desde la renumeración, ningún Papa ha tenido que decidir qué número de Esteban adoptar para continuar.
Papas Católicos Orientales - Han sido elegidos Papa algunos católicos orientales de origen griego o sirio. Sin embargo, el último Papa venido de oriente fue Zacarías (741-52).
Reformas de la elección - Durante los siglos las Papas instituyeron varias reformas de la elección dirigidas a limitar o suprimir las influencias externas de emperadores, reyes, nobleza romana y facciones clericales que buscaban elegir a su candidato o exigían su consentimiento para la validez de la elección. Muchas reformas no duraron mucho, naturalmente, en especial la concerniente a la cuestión de la "investidura" (príncipes seculares que requerían su consentimiento para la elección de obispos en su territorio). Sin embargo, la libertad en el proceso, que la Iglesia ha conseguido, es el resultado del incesante esfuerzo por librar al papado de las maniobras electorales seculares o eclesiásticas. Ver también Historia de las Normas para la de Elección del Papa.
Los Nombres Papales - La mayoría de los primeros Papas mantuvieron sus propios nombres en la elección. Sin embargo, cuando el presbítero romano Mercurio fue elegido, en 533, tomó el nombre Juan II, para que la Iglesia no tuviera un Papa con nombre de un dios pagano. Así comenzó la práctica de tomar un nuevo nombre, lo que hoy se da por sentado.
Antes del Cónclave
Los días que van desde el funeral hasta el inicio del cónclave ofrecen a los cardenales una oportunidad de intercambiar opiniones acerca del estado de la Iglesia. Pero deben evitar convertir esa oportunidad en una campaña electoral en busca del puesto.
“Los Cardenales electores se abstendrán, además, de toda forma de pactos, acuerdos, promesas u otros compromisos de cualquier género, que los puedan obligar a dar o negar el voto a uno o a algunos.” (UDG 81)
Tampoco pueden los cardenales,
"hacer capitulaciones antes de la elección, o sea, tomar compromisos de común acuerdo, obligándose a llevarlos a cabo en el caso de que uno de ellos sea elevado al Pontificado" (UDG 82).
De hecho, tales compromisos serían inválidos y nulos (ibid)
Sin embargo, sí es posible que “durante la Sede vacante pueda haber intercambios de ideas sobre la elección”. (UDG 81)
A pesar de la solemne ley de la Iglesia y la penalización de excomunión automática por vender o intercambiar votos, no se duda de la validez de la elección misma. La Universi Dominici Gregis establece:
79. Si- Dios no lo quiera- se llegase a perpetrar el delito de simonía en la elección del Romano Pontífice, decreto y declaro que todos los culpables incurrirán en excomunión latae sententiae. Simultáneamente derogo la nulidad o invalidez de la misma provisión simoníaca de modo que- como ya quedó establecido por mis predecesores- esto no constituya razón para rechazar la validez de la elección del Romano Pontífice.
Entrada al Cónclave
Ordinariamente el cónclave comienza el decimoquinto día después de la muerte del Papa, decimosexto día del “interregnum”. Empero, la “Universi Dominici Gregis” otorga al Colegio de Cardenales la facultad de postergar el inicio “por razones serias” hasta el vigésimo día posterior a la muerte (vigésimo primero de la vacante). Se debe comenzar a más tardar ese día.
En la mañana del día en que se inicia el cónclave, los cardenales electores se reúnen en la Basílica de San Pedro, o en algún otro lugar determinado por el Colegio, para celebrar una Misa votiva por la elección del Papa.
Esa misma tarde se reúnen en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico. Y mientras cantan el “Veni Creator Spiritus” para invocar la asistencia del Espíritu Santo, entran en la Capilla Sixtina. Ahí hacen solemne juramento de observar las reglas que norman la elección, guardar secreto obligatorio y no colaborar con ningún poder secular que pudiera influenciar la elección. También juran que, de resultar electos, cumplirán fielmente el oficio petrino y protegerán los derechos espirituales y temporales de la Santa Sede.
Una vez que el último cardenal elector hace su juramento, el Maestro de las Ceremonias Litúrgicas Pontificias da la voz “extra omnes”, que ordena que todo aquel que no tenga autorización para permanecer en el cónclave salga de la capilla. Aparte de los electores, únicamente permanecen el Maestro de las Ceremonias Litúrgicas Pontificias y el clérigo elegido previamente para dirigir una meditación a los cardenales acerca de la seriedad de sus obligaciones. Al término de esa meditación, también estos dos personajes abandonan la Capilla Sixtina.
Los cardenales recitan las oraciones previstas en el Ordo del cónclave y enseguida el cardenal Decano pregunta si algún elector tiene dudas respecto a las normas y procedimientos. De existir alguna, se disipa en ese momento y, hecho esto, por decisión mayoritaria de los cardenales, se procede a la elección.
Durante la votación solamente pueden los cardenales electores estar presentes en la Capilla Sixtina. Este proceso comienza desde el momento en que se termina de distribuir las boletas y termina cuando se han contabilizado y verificado. Fuera de esos momentos, están presentes para asistir en el cónclave el Secretario del Colegio, el Maestro de las Ceremonias Litúrgicas Pontificias y 2 Ceremonieros.
Durante el primer día del cónclave sólo se permite una ronda de votación. En los demás días se permiten dos en la sesión matutina, y dos en la vespertina.
Procedimientos para la votación
Hay tres fases en el proceso de elección. Ellas son:
1) El preescrutinio, durante el cual se preparan y distribuyen las boletas.
2) Escrutinio, durante el cual se recogen y cuentan las boletas.
3) Post escrutinio, durante el cual se cuentan, se verifican y se queman las boletas.
1. Preescrutinio
Durante el preescrutinio se preparan y distribuyen las boletas, y se eligen por suerte nueve electores que servirán: 3 como escrutadores, 3 infirmarii, y 3 revisores.
Los escrutadores son tres cardenales electores elegidos al azar para recoger y contar los votos. Mientras ellos están de pie junto al altar, los electores se acercan individualmente a depositar sus votos. Uno de ellos también recoge los votos de aquellos que están incapacitados físicamente de acercarse al altar. Posteriormente, sentados en una mesa frente al altar, hacen el cómputo de votos para determinar si alguien fue elegido.
Los infirmarii son tres cardenales electores escogidos al azar para llevar boletas a aquellos electores que, si bien están dentro del recinto del cónclave, se encuentran demasiado enfermos para estar presentes en la Capilla Sixtina. Llevan una caja con candado en la que, previamente mostrada a los demás electores para que constaten que está vacía, reciben los votos de los enfermos. Al volver, la entregan sin abrir a los escrutadores.
Los revisores son tres cardenales electores escogidos por suerte para verificar el cómputo de votos y las anotaciones de los escrutadores, de suerte que puedan determinar si el cómputo fue realizado exacta y confiablemente.
2. Escrutinio
Una vez que las boletas, incluidas las de los enfermos, ya se han depositado, el primer escrutador sacude el receptáculo varias veces para mezclarlas. Enseguida el tercer escrutador las cuenta y las coloca dentro de otro recipiente, vacío. Si el número de votos no es igual al de electores, se les quema y se procede inmediatamente a una segunda votación. De otro modo, los escrutadores proceden al cómputo.
Sentado ante una mesa frente al altar, el primer escrutador lee en silencio el nombre que aparece en cada boleta y lo pasa al segundo escrutador, que hace lo mismo. Enseguida este último lo pasa a su vez al tercer escrutador, quien lo lee en voz alta y lo escribe. Cada escrutador, a su vez, escribe el nombre en un papel provisto para ello. En seguida, cada boleta es perforada con una aguja a través de la palabra “eligo” (Yo elijo) y enhebrada en un hilo por seguridad.
Cuando todos los votos han sido leídos, se hace un nudo en el hilo y las boletas usadas se colocan en un recipiente al extremo de la mesa.
3. Post escrutinio
Los escrutadores tabulan la cuenta de votos que cada uno de ellos hizo. Esto lo hacen en una hoja de papel distinta de aquella en que contaron los votos. Enseguida los revisores verifican los resultados.
Provisiones especiales
En el caso de que la elección se presente difícil, o sea, que hayan pasado tres días sin lograr elegir a nadie, se decreta un receso de un día completo de duración para permitir la oración y la discusión. Enseguida se realizan siete rondas más. Este tipo de recesos, seguidos por siete rondas de votación, puede repetirse hasta en tres ocasiones (UDG 74).
Después de la tercera ronda de siete votaciones, la mayoría absoluta de electores puede invocar la norma del párrafo 75. Esto permite que la elección se realice con mayoría absoluta de votos, y no con los dos tercios, o con la mayoría absoluta de votos a favor de alguno de los dos candidatos con mayor número de votos en la ronda precedente.
La Constitución ApostólicaUniversi Dominici Gregis
74. En el caso de que los cardenales electores encontrasen dificultades para ponerse de acuerdo sobre la persona a elegir, entonces, después de tres días de escrutinios sin resultado positivo, según la forma descrita en los números 62 y siguientes, éstos se suspenden al máximo por un día, para una pausa de oración, de libre coloquio entre los votantes y de una breve exhortación espiritual hecha por el primer Cardenal del Orden de los Diáconos. A continuación, se reanudan las votaciones según la misma forma y después de siete escrutinios, si no ha tenido lugar la elección, se hace otra pausa de oración, de coloquio y de exhortación, hecha por el primer Cardenal del Orden de los Presbíteros. Se procede luego a otra eventual serie de siete escrutinios, seguida, si todavía no se ha llegado a un resultado positivo, de una nueva pausa de oración, de coloquio y de exhortación, hecha por el primer Cardenal del Orden de los Obispos. Después, según la misma forma, siguen las votaciones, las cuales, si no tiene lugar la elección, serán siete.
75. Si las votaciones no tuvieran resultado positivo, después de proceder según lo establecido en el número anterior, los cardenales electores son invitados por el Camarlengo a expresar su parecer sobre el modo de actuar, y se procederá según lo que la mayoría
Los resultados de la votación
Cuando los escrutadores han tabulado las cifras y los revisores las han verificado, se procede a anunciar el resultado. Se requiere una mayoría de dos tercios de los votos para que se defina la elección, excepto si se invocan las cláusulas especiales para el caso de una elección difícil.
No Elección
Si ninguna persona logra los dos tercios de los votos, ni tampoco la mayoría absoluta exigida por las cláusulas especiales para casos de elecciones difíciles, no hay elección. Si se trató de la primera ronda de una sesión, los electores proceden a votar de nuevo. Al término de la segunda sesión se queman las boletas de ambas sesiones, independientemente del resultado de las votaciones.
Elección
Si alguna persona fue favorecida con los dos tercios de los votos emitidos, o con la mayoría exigida por las cláusulas especiales para votaciones difíciles, entonces esa persona resulta electa. Los escrutadores, con el apoyo del Secretario del Colegio y los Ceremonieros, quienes son admitidos de nuevo en el recinto del cónclave, proceden a quemar las boletas.
Aceptación
Una vez que el Cardenal Diácono ha admitido de nuevo al Secretario del Colegio y al Maestro de las Ceremonias Litúrgicas Pontificias, el Cardenal Decano o el cardenal con precedencia de orden y edad se aproxima al cardenal electo y le pregunta:
¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?
Si el elegido manifiesta su consentimiento, y si ya ha sido ordenado obispo, inmediatamente se convierte en el Obispo de Roma y Sumo Pontífice. Si el elegido no está presente, debe ser convocado. Si no tiene aún el orden episcopal, debe procederse a su ordenación antes de seguir adelante.
El Cardenal Decano pregunta enseguida:
¿Con qué nombre deseas ser llamado?
El Maestro de las Ceremonias Litúrgicas Pontificias, con los dos Ceremonieros (a los que se ha convocado previamente) como testigos, redacta un documento que certifica el consentimiento del elegido y el nombre que escogió.
Previo el cumplimiento de ciertas formalidades estipuladas en el ritual del cónclave, cada cardenal se aproxima por orden y rinde homenaje al nuevo Papa. Posteriormente, todos los presentes realizan una ceremonia de acción de gracias.
El Papa se reviste con sus vestiduras propias y entonces el Cardenal Decano, desde la logia de la Basílica de San Pedro, anuncia a la multitud reunida en la Plaza: Habemus papam (tenemos Papa) y da a conocer el nombre elegido por éste. El recién electo Papa sale entonces y se dirige a Roma y al mundo con la bendición (Urbi et Orbi).
El anuncio por el Protodiácono
El Papa se reviste con sus vestiduras propias y entonces el Cardenal Decano, desde la logia de la Basílica de San Pedro, anuncia el nuevo Papa a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro y a los que están oyendo o viendo alrededor del mundo. El dice (usando el ejemplo del anuncio de Juan Pablo II):
Annuntio vobis gaudium magnum. Habemus papam. Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum Cardinalem Sanctae Romanae Ecclesiae Carolus Wojtyła … qui sibi nomen imposuit Ioannes Paulus Secundus.
[Yo les anuncio con gran alegría. Tenemos Papa. El Eminentísimo y Reverendísimo Señor Cardenal de la Santa Iglesia Romana Karol Wojtyła ... quién asume el nombre de Juan Pablo II.]
Para la election del sucesor del Papa Juan Pablo II el Protodiácono será Jorge Arturo Medina Estévez.
El recién electo Papa sale entonces y se dirige a Roma y al mundo con la bendición (Urbi et Orbi).
FUENTE: CRISTO HOY
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