Narcisa de Jesús Martillo Morán
Nació el 29 de Octubre 1832, en Nobol, arquidiócesis de Guayaquil (Ecuador) el día de San Narciso.
Sus padres eran agricultores y buenos cristianos.
La fecha de su bautismo es desconocida.
Contaba con 7 años cuando recibió el sacramneto de la Confirmación de manos de Mons. Francisco Javier de Garaicoa, primer Obispo de Guayaquil, el 16 de Septiembre de 1839, dentro de las fiestas
patronales del Señor de los Milagros de Daule.
A los 15 años aprendió el oficio de costurera que ejerció a domicilio y en las familias vecinas. Desde muy joven recibió como don del Espíritu Santo, un
gran amor a la Oración: dejaba a menudo los juegos y los amigos para retirarse a su habitación o junto a un árbol de guayabo en la hacienda familiar, para orar.
Pasó su vida en familia, dedicada a las tareas domésticas y a la costura, creando una admósfera de caridad, alegría y paz entre sus cuatro hermanos y sus cuatro hermanas.
El desahogado patrimonio familiar que llegaron a poseer se debió, ante todo, al esfuerzo personal de ambos,
unido a herencias recibidas con las que formaron el haber de la sociedad conyugal. Su hija Narcisa contaba dos años de edad cuando fue nombrado "Teniente Corregidor de Nobol, el 30 de diciembre
de 1834 y nuevamente "el 25 de diciembre de 1835 fue electo Teniente de San José".
Parece que la muerte prematura de su madre (36 años) reforzó su naturaleza ya de por sí dada al recogimiento y al silencio interior. Es una niña que le gusta la soledad activa de la
oración.
Su primer templo fue la naturaleza, que con voces místicas, la invitaba continuamente a la plegaria y al retiro. Así se iba perfilando la personalidad de la joven Narcisa en una vida de mujer
campesina, trabajadora, entregada a los demás y con experiencia de Dios en la oración.
Pasó su niñez y juventud en el campo, creciendo sana y laboriosa en contacto con la naturaleza y conociendo las necesidades y las penurias de los pobres campesinos.
Siendo niña perdió a su madre. Así, ella tuvo que encargarse de la crianza y educación de sus
hermanos menores. En esos años conoció la vida de
Santa Marianita de Jesús, beatificada poco tiempo antes, y a quien imitará con su vida, hasta tal
punto que uno de sus directores espirituales escribió “basta leer la vida de Santa Marianita para conocer las virtudes de Narcisa”. De esa época de su vida se recuerda su caridad, su alegría, su
gran amor por la oración y la gran importancia que le daba a la dirección espiritual.
Cuando tenía 18 años muere su padre, y ella emigra a Guayaquil. Allí trabaja como costurera y comienza a dirigirse con Luis Tola, quien después será obispo de Portoviejo. En la catedral de Guayaquil, y antes en la parroquia de Daule, dedicó mucho tiempo al apostolado, especialmente a los niños, a quienes les enseñaba catecismo. También trabajó con jóvenes abandonadas y refugiadas en la “Casa de las Recogidas” y visitaba a los enfermos y moribundos. Después se trasladó algún tiempo a Cuenca para atender a Monseñor Amadeo Millán, quien era su director espiritual, y que había contraído tuberculosis. En 1867, cuando fallece monseñor Millán, regresa a Guayaquil, a la “Casa de las Recogidas”, donde, junto con la Beata Mercedes de Jesús Molina, enseña costura a las niñas huérfanas.
Algunos de sus directores han destacado el amor que ella tenía a Jesús en la Eucaristía y a la Santísima Virgen. Cuando vivía en Guayaquil perteneció a la Asociación Piadosa de Hijas de María, cuyo programa consistía en la práctica de las virtudes cristianas a imitación de María y en las obras de apostolado y de caridad.
En 1868 se trasladó a Lima (Perú) para continuar la dirección espiritual con el sacerdote
franciscano Pedro Gual, quien poco después partió para Roma. Por esto tuvo que comenzar a dirigirse con el p. Manuel Medina, de quienes son la mayoría de los escritos que nos han llegado sobre
ella. Este sacerdote, previendo un posible proceso de beatificación, los hizo corroborar con la firma de un Notario Público.
En Lima vivió en el Convento del Patrocinio como huésped o como pensionista, nunca como religiosa, ganándose el sustento con las labores de su propia
mano.
En Septiembre de 1869 se inicia su última enfermedad. En los últimos momentos de su vida los dolores de su enfermedad se hicieron muy intensos, pero ellas
los soportó heroicamente, abandonándose a la voluntad de Dios, y ofreciéndose como víctima por la conversión de los pecadores. Falleció el 8 de Diciembre después de haber comulgado.
Aspectos Para Destacar De Su Vida
Si bien se pueden destacar varios aspectos de la vida de la beata Narcisa, entre ellos el don de milagros y de profecía, queríamos hacer hincapié solamente en dos: su espíritu de penitencia y de oración y la fidelidad a la dirección espiritual.
La Fidelidad A La Dirección Espiritual
Ella valoraba mucho la dirección espiritual. Siempre tuvo un director espiritual y seguía sus consejos, y consideraba la dirección espiritual como uno de los medios más eficaces para llegar a la santificación. Hasta tal punto la valoró que cuando ya no tenía director espiritual en Guayaquil, viajó a Lima, en donde falleció, para poder continuar con la dirección espiritual.
La Penitencia
Al igual que Santa Marianita de Jesús, enamorada de Cristo crucificado quiso reproducir en su cuerpo los tormentos del Señor en su pasión para ser una imagen perfecta de Él. Su último director espiritual escribe “sus mortificaciones fueron rígidas: siempre estaba vestida de cilicio, diariamente se daba disciplina de sangre, tenía 8 horas de oración diaria ... llevaba constantemente en su cuerpo la crucifixión del salvador por los intensos dolores que experimentaba. Todas las noches hacía cuatro horas de oración coronada de espinas que le penetraban la cabeza, colgada de una cruz sembrada de algunos clavos. Dormía en el suelo sobre unas puntas de acero que tenía preparadas al intento”. Este es uno de los tantos testimonios acerca de las penitencias que la beata Narcisa hacía
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Santuario Narcisa De Jesús Martillo Morán
Este es el Santuario donde reposan los restos de la Santa Narcisa de Jesús,
está localizado en el Cantón Nobol,
de la Provincia del Guayas en el Ecuador
El 25 de Octubre de cada año se celebra el aniversario de su Beatificación y el 9 de Diciembre de cada año se celebra la Santificación.
En el Altar reposan los restos mortales de la Santa Narcisa de Jesús.
ORACIÓN A SANTA NARCISA DE JESÚS
Oh, Señor, que nos regalasteis a Santa Narcisa
de Jesús, flor auténtica de nuestra tierra
Ecuatoriana, concédeme tu luz y tu fuerza
para que pueda ser como ella.
Amó a su tierra tropical y caliente,
su río fecundo y cantarino,
y dio su vida por un gran ideal.
Ayúdame Señor a vivir como ella
La pascua diaria de mi vida,
Muriendo al yo egoísta, para madurar
en el amor a Cristo y a los hermanos.
Te pido tu gracia y tu favor
Por la intercesión de Santa Narcisa de Jesús,
Seguro de ser escuchado favorablemente.
Amén.
Santa Narcisa de Jesús
Ruega por Nosotros