Mariana de Jesús Paredes y Flores (Rosa de Quito) nació en 1618 en la ciudad de Quito, entonces perteneciente al Virreinato del Perú. Sus padres fallecieron cuando ella aún era una niña por lo que se crió con la familia de su hermana.
Desde niña, Mariana se caracterizó por una profunda piedad y su vida espiritual. Pasaba largas horas en oración e invitaba a sus parientes a rezar el rosario. Marianita recibió su primera comunión a la edad de siete años, posibilidad que en aquella época era algo excepcional.
Su vida transcurrió en perfecta unión de Jesucristo. Según cuentan, Dios le concedió gracias y dones, además realizó numerosos milagros.
En 1645, sucedieron una serie de terremotos en Quito y luego una epidemia acabó con la vida de muchos habitantes. El cuarto domingo de cuaresma, Santa Mariana ofreció su vida al Señor a cambio de la paz y la salud del pueblo. Poco tiempo después los temblores cesaron y la epidemia desapareció. Santa Marianita de Jesús pronto enfermó y murió.
Fué canonizada en 1950.